[Cobro revertido de José Leandro Urbina]. Por Juan Ignacio Colil

Juan Ignacio Colil escribe sobre Cobro revertido, de la que nos dice: "Es una muy buena novela, los libros malos prefiero no comentarlos. Es uno de los dogmas de mi religión". Cobro Revertido de José Leandro Urbina fue publicada por Planeta el año 1992.

Cobro revertido

Había leído sobre esta novela hace muchos años, la había visto en varias partes hace ya algún tiempo pero nunca la había leído, siempre me decía que la leería más adelante. Y “más adelante” llegó como todo llega a su punto en la vida. A raíz de los 40 años del golpe de Estado, buscando libros que fueran “faros” sobre esta época me encontré nuevamente con Cobro revertido. Escribí “Cobro revertido” en Google y me aparecieron todas las compañías de teléfonos y sus respectivas y actualizadas ofertas. Una ola comenzaba a ahogar la novela frente a mis ojos. Afortunadamente la tenía a mano. Frente a frente, como en un duelo del viejo oeste. No había que esperar más, simplemente la tomé y comencé su lectura para bien mío.
Un tipo de unos treinta y tantos años vive el exilio en Canadá, en Quebec específicamente. Corre el lejano año 1979. Da vueltas sus días estudiando sociología, limpiando pisos por la tarde y noche y compartiendo con los otros exiliados en los bares. Conversan sobre lo que ocurre en Chile, la pronta caída de Pinochet, discuten sobre la revolución. Bebe, se emborracha, se pierde, trata de recuperarse. Todo eso queda en suspenso cuando le comunican desde Chile que su madre ha muerto. Él nunca recibe la llamada personalmente, sino que es su compañero de departamento quien la recibe y le comunica lo sucedido. Luego un tío le confirmará. Desde ahí comienza un deambular por la ciudad con sus amigos chilenos, y también comienza un deambular por la memoria, a partir de la madre. La señora Kodak. Las viejas fotos de una familia chilena de la década del sesenta. Una madre que buscaba lo mejor para él y que le fue construyendo un camino; como suelen hacer las madres; camino que él tiró a la basura (según la percepción de su madre) cuando comenzó a mezclarse en los años de Allende con los revolucionarios, el bando de los perdedores. El golpe de Estado barrió con todo y se llevó todos sus sueños. No hay cursilería en la novela, el comentario cursi es mío. El golpe barrió con todo. Deambula por Quebec y por sus amores frustrados: Magdalena en Chile, perdida en las sombras de la dictadura o mejor dicho arrebatada por las sombras; Megan en Canadá y, después, Marcia; entremedio el sexo, el desamor y la desesperanza en una ciudad que no es la suya. El viaje por la ciudad lo lleva a un carnaval caribeño en un parque. Una ciudad que lo acoge, pero que siempre le recuerda que es un extraño, otro, distinto. Deambula por sus calles, pero su cabeza y corazón están a miles de kilómetros de distancia y pegados en otra época.
La madre muerta es también la figura de ese Chile al cual no puede volver, el tiempo que quedó atrás, representa a todo lo que dejó, a todo lo inconcluso. Una relación estrecha con la madre, pero llena de contradicciones, de tensiones. Una vieja "catete" que se metía en todo y espantaba todo lo que ella consideraba una amenaza. Lo guía por el mundo, lo lleva a estudiar Derecho y el tipo accede. Luego el descalabro. El golpe de Estado y su gran guadaña. Vidas truncadas.
La novela corre rápido, no se empantana. Mientras recorre bares y otros lugares con sus amigos en busca de un traje que le permita volver al país y presentarse como corresponde frente a su madre. El “sociólogo” va cayendo en un remolino, torbellino de recuerdos, culpas, privadas y colectivas. La búsqueda por Quebec es una caminata cada vez más ahogada en "copete" y los amigos tratan de ayudarlo pero lo enredan todo y los recursos que aparecen y sus pocos amores y el sexo y una vez más el sexo con algunas canadienses. Un retrato de la “chilenidad” en un momento clave.
Cobro revertido es una mirada sencilla y brutal del exilio, que no fue esa estadía dorada que muchos piensan. La novela es un puente entre esos dos tiempos. Otra novela bisagra que se mueve, eso sí, entre la época de Allende y el exilio. Un tiempo de mierda para esa generación joven, suspendida en una espera espesa, en un tiempo que se detuvo.
Cobro revertido es una muy buena novela, los libros malos prefiero no comentarlos. Es uno de los dogmas de mi religión.

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